Los indicadores estructurales revelan las medidas establecidas por el Estado para implementar los derechos en términos de normas jurídicas, alcance y cobertura de la política pública, así como la existencia de OSC y agencias específicas de atención.
Los atributos de los indicadores estructurales para cada derecho, es decir, las variables a tomar en cuenta para su definición, son: 1) los tratados internacionales (sobre ese derecho en específico si existiera, o tratados que se relacionen con ese derecho) ratificados por el Estado; 2) el reconocimiento del derecho en
Estos cuatro atributos así mencionados aplican para todos los derechos. Sin embargo, según el contenido de cada derecho, los indicadores estructurales específicos varían.
Eso resulta por la necesidad de traducir el texto de la norma jurídica del derecho en un número limitado de atributos característicos que faciliten la determinación estructurada de indicadores apropiados para vigilar la observancia de ese derecho.
Si bien los indicadores estructurales indagan simplemente sobre la existencia o inexistencia de las medidas, podrían en ocasiones incluir información relevante para entender también algunas de sus características principales, por ejemplo si las normas son o no operativas, o cual es la jerarquía de una agencia o institución pública o su competencia funcional.
Los indicadores de progreso miden la calidad y magnitud de los esfuerzos del Estado para implementar los derechos. Se pueden resumir como todas las acciones, políticas, actividades, planes o programas dirigidos al logro de la meta de promover, proteger y garantizar los derechos humanos. Es decir, los indicadores deberán reflejar también los esfuerzos que hacen las entidades responsables para cumplir sus obligaciones, así como sus intenciones (proyectos o planes de acción a futuro) y grado de compromiso al respecto.
Estos indicadores ayudan a vigilar directamente la aplicación de las políticas públicas en términos de la realización progresiva de derechos. Los indicadores de proceso también pueden ofrecer información sobre la variación en los niveles de calidad o cobertura de programas o servicios sociales en un determinado período de tiempo.
En tanto que el indicador estructural no necesita normalmente una base de referencia (por lo general permite sólo una respuesta afirmativa o negativa), los indicadores de proceso dependen de bases de referencia o metas que suelen consistir en cifras o porcentajes, por lo que tendrá un componente más dinámico y evolutivo que el indicador estructural.
Dicho indicador esta establecido en el artículo 19 del Protocolo de San Salvador , el cual establece que los Estados parte deberán presentar informes periódicos respecto de las medidas progresivas que hayan adoptado para asegurar el debido respeto de los derechos en él establecidos.
Las Normas para la confección de los informes periódicos previstos en el artículo 19 del protocolo de San Salvador, aprobadas por
Los indicadores de resultado buscan medir el impacto real de las estrategias, programas, intervenciones del Estado. En cierta manera constituyen un indicio de cómo impactan esas acciones públicas sobre aquellos aspectos que definen el grado de efectividad de un derecho del Protocolo. Así, proveen una medida cuantitativamente comprobable y comparable de la performance del Estado en materia de realización progresiva de los derechos. La mejora en los indicadores de resultado puede ser un indicio de la adecuación de las medidas adoptadas y de mejoras progresivas hacia la plena efectividad de los derechos. Sin embargo, para formarse un juicio definitivo al respecto, es necesario revisar concretamente las medidas adoptadas –el retroceso de los indicadores de resultados puede deberse a circunstancias no atribuibles a la acción del Estado, mientras que su mejora puede deberse a razones fortuitas. Esto requiere, entonces, poner énfasis en los indicadores de proceso.
Puesto que el tiempo consolida los efectos de diversos procesos subyacentes un indicador de resultados suele ser un indicador lento, menos sensible para reflejar los cambios momentáneos que un indicador de proceso.